miércoles, 23 de marzo de 2016

La “Herencia Ajedrecística de Alekhine” tal y como yo la veo (XI)


Con la colaboración de Wolfgang Amadeus Mozart
Hoy: Sinfonía nº 41 “Júpiter”.

Tras el Torneo de Karlsbad 1911, Alekhine regresó a su Patria a estudiar Derecho en la Escuela Imperial de Leyes de San Petersburgo y aprovechó para a finales de aquel año realizar sesiones de exhibición tanto en partida en consulta como en sesión de simultáneas.

En aquella época no había Internet, ni computadoras y los ajedrecistas se tenían que buscar unos a otros para poder entrenarse y no perder la forma “práctica”.

Luego se hizo con la famosa columna de ajedrez que había fundado Mikhail Chigorin (el padre de la Escuela Rusa) en el periódico de la ciudad llamado Novoe Vremya.

Mikhail Chigorin (1850-1908)

¡Qué bonito sería poder ver salir a luz algún libro que recoga columnas de ajedrez del pasado!. No sólo ésta. Las hemerotecas deben estar repletas de ellas. Recuerdo por ejemplo ahora las de Robert Byrne en el New York Times y tantos otros…

Robert Byrne a la izquierda jugando contra 
Spassky y observado por Bronstein

En la actualidad, todas las mañanas, este cronista lo primero que hace es ver la columna del “Maestro de maestros del periodismo ajedrecístico internacional”, Leontxo García en el periódico español El País. Es un deber sagrado (!?). Si queremos estar dignamente bien informados de lo acaecido en el mundo del ajedrez diario, conviene hacerlo (!?). Leontxo, por todo lo que significa (desde hace mucho tiempo) es como nuestro Papa del Ajedrez Mundial. ¡Amén!.

Recomendable este bonito libro de Leontxo García

Hoy puedo decir, que gracias a Internet, también poseo casi el 90% de la maravillosa labor informativa que en su momento realizó el desaparecido MI Román Torán en su columna del periódico La Vanguardia. Costó sacarlas, ¡pero lo logré!. Contabilizo unos ¡2600 artículos! de ajedrez realizados por Torán desde mediados de los años 50 hasta 1994 (el año del último brillo de Anatoli Kárpov), momento en el que consideré parar la búsqueda (aunque él estuvo hasta 2005, fecha en que lamentablemente falleció).

Las columnas de Torán en 
La Vanguardia "son" muy buenas

A principios de Febrero de 1912, Alekhine participó en el I Torneo de Invierno de la Sociedad de Ajedrez de San Petersburgo, en donde obtuvo ex-aequo el 1º lugar. Uno de los participantes en aquel torneo sería el que fuera luego padre del 7º campeón del mundo, Vasily Smyslov. Esa partida “histórica”, ¡se conserva!.

Smyslov, a la derecha, jugando con Fischer 
en el Torneo de Candidatos de 1959.
Un torneo "decente" a ¡¡cuatro ruedas!!. 

Fue en aquel evento donde el cotejo “Potemkin-Alekhine” fue escogido por Kotov para “La Herencia”, ubicándolo en el Tomo I (en alemán y lamentablemente nunca publicado en castellano) dentro de la sección: “Ataques al Rey”, subsección: “El ataque a un rey que no se ha enrocado”. Esta partida fue también escogida por Alekhine para que apareciera en su mejor libro.

Fue una Defensa Siciliana, con el Sistema Chigorin (2.g3!?) luego también popularizado por Tarrasch. Viendo la facilidad con la que se pueden manejar las blancas en él, no sería nada de extrañar que Magnus Carlsen la incluyera pronto en su repertorio y ¡adiós a las montañas de teoría!.

Un esquema de Apertura para Magnus!.

Alekhine logró debilitar el peón “d” de las blancas y ejecuta luego un movimiento de dama (12…Da5+!) que impide el enroque a a su rival.

A partir de ahí surgió una tormenta de rayos y centellas sobre el tablero y Alekhine, siempre preocupado de la “estética” del juego, ¡todo un gran artista!, regala su dama al rival para ejecutar al rey enemigo ¡con sus dos caballos!. Aquello fue un “mate puro” como así lo definió el genio ruso.

Alekhine en aquel tiempo

Este cronista va viendo minuciosamente todas estas partidas encuadrándolas dentro de la sección de Kotov correspondiente, al objeto de que aquel primer tomo sea de este modo conocido al castellano; porque casi todos los hispanoparlantes llegaron a pensar que la “Herencia de Alekhine” eran los cuatro libritos publicados en español, “desconociendo” que realmente no es así.

El padre de "La Herencia Ajedrecística de Alekhine" 
que en castellano se publicó incompleta

Siempre estoy para corregir…

Desde el lado más alto de la “cultura ajedrecística”, ¡me muevo como pez en el agua!.

Queridos lectores, pasemos ahora a escuchar una de las grandes sinfonías de Mozart.

Todos los miembros de mis trilogías sagradas de grandes reyes del ajedrez (mas Morphy) no fueron/son de este planeta (!?).

Mis trilogías sagradas más Morphy. 

Ustedes ven el Sistema Solar, pues todos ellos se criaron en el planeta de “mayor brillo”, ¡Júpiter! y la música de esa gran sinfonía de Wolfgang Amadeus Mozart expresa el triunfo sobre las adversidades y es una auténtica expresión de ¡vitalidad! justo como las grandes partidas de todos estos genios del tablero (!!).



Wolfgang Amadeus Mozart:

Sinfonía nº 41 en do mayor “Júpiter”, K551

I.                    Allegro vivace = 11’ 17”
II.                  Andante cantabile = 8’ 13”
III.               Menuetto (Allegretto) = 4’ 30”
IV.                Molto allegro = 6’ 28”
       
        Compuesta el 10 de Agosto de 1788 en Viena (Mozart con 32 años).

La Sinfonía de Júpiter logra la más fecunda y gloriosa síntesis de la música clásica y la romántica.
Tan bien lo supo captar Wagner que, cuando se dispuso a componer su única sinfonía, hacia 1830, tomó como “modelo” la Sinfonía de Júpiter, que casi medio siglo después de haber sido compuesta estimulaba su capacidad creadora hasta tal punto que el autor de “Parsifal y de Tristán” sacó de ella las lecciones más útiles y los ejemplos más esclarecedores (n.d.l.r.: algo parecido ocurre en el mundo del ajedrez que Kaspárov cuenta muy bien en sus cinco grandes volúmenes históricos titulados “Mis geniales predecesores”).
La Sinfonía de Júpiter anuncia por tanto no sólo “La flauta mágica”, “La demencia de Tito” y el “Réquiem”, que las seguirán, sino también el tumultuoso desarrollo de la música romántica propiamente dicha, de Beethoven, Schumann y Brahms.
Concluyamos con la opinión de Saint-Foix:
“Con una elocuencia, una fuerza y una gracia soberanas, el maestro domina, a sus 32 años, todos los elementos utilizados por sus antecesores (n.d.l.r.: !?) más gloriosos y nos muestra lo que la música ha hecho hasta él y lo que hará casi ¡cien años más tarde!.
Que la audición de semejante obra haya sido demasiado para algunos no puede sorprendernos. Si este luminoso edificio ha parecido velarse un poco, rozado por las más densas nubes del romanticismo, hoy nos parece ¡más brillante!, ¡más airoso!, ¡más aguerrido aún que en el pasado!. Con la luz de su do mayor se eleva en pleno cielo.
Lo cierto es que, a partir de 1789 ó 1790, la fuente de inspiración de Mozart ya no es la misma: una especie de depuración, acompañada con frecuencia de una sensación de resignado cansancio, da a su obra una belleza despojada de toda pasión, purificada de toda agitación, testimonio de un ¡sosiego casi celestial!.
Mozart parece sellar así definitivamente el periodo más romántico de su carrera, allí donde el ardiente tumulto de la vida va a detenerse, pero dejándole aún tiempo para acceder a las más elevadas regiones”. 

N.d.l.r.: Mozart moriría el 5 de Diciembre de 1791 y todo esto explica perfectamente el porqué, por ejemplo, este cronista se entretiene hoy viendo las grandes producciones de Alekhine y “pasa” de seguir el Torneo de Candidatos actual, mal estructurado por la FIDE, pues una vez puestos, debió haberse organizado a “cuatro ruedas” y no a dos; otro acto de racanería de quienes “mal” gobiernan el mundo del ajedrez…

Esto sí que fue un buen Torneo de Candidatos 

He dicho.


(Si desea escuchar la Sinfonía que sigue haga “click” encima de ella):


(Continuará)

Angel Jiménez Arteaga
aarteaga61@gmail.com

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